Bueno, desisto de bajar "Bridge of sighs" de Robin Trower; me encuentro googleando, con más de veinte blogs que albergaban el zip de los archivos, pero están censurados ya. Basta, mi memoria es grande y puedo recurrir a mi propia colección e ir a por otra cosa.
Es curioso, pero tengo la sensación de haber vivido esto como cuando era chico, investigaba mucho en la radio, incluso en onda corta, a la pesca de algo que deseaba y, cuya instancia final era siempre su obtención.
La diferencia radica, creo, en aquello que buscaba era, por aquél entonces, nuevo, por venir...
Ahora busco aquello mismo, lo que nunca llegó, pero ya no es nuevo, está archivado...
También puedo comprarlo y creer que tengo el sonido...
Claro, puedo reproducirlo quizá casi eternamente, pero, ¿alguna vez lo tuve?
¿se puede tener el sonido?
¿es así que la música dejó de ser lenguaje para transformarse en documento, en discurso, luego digitalizado, junto al que deambulé por la ciudad?
Sí, la tecnología y no la técnica, cada vez nos aleja más del otro. Por maś que lo tengamos al lado, siempre está la máquina de por medio.
Lo anterior es solo recuerdo.
Parafraseando a LAS, diría "yo quiero ver un elefante"...
El libro Retromanìa, de Simon Reynolds, publicado por Caja Negra, adolece de graves problemas a la hora de ser considerado una fuente de informaciòn seria. Tiene muchìsima data, pero nunca se cita la fuente. No sè si el mismo, en su publicaciòn original (Faber & Faber, 2011), la incluye. En todo caso, me parece un notable descuido en la ediciòn. Èste inportante trabajo de Reynolds podrìa cobrar una mayor gravitaciòn si alguien se hubiese encargado de editarlo, que no solo significa contar con una buena traducciòn, una estètica acorde al contenido y al cometido del mensaje de la editorial, sino tambièn, por ejemplo, un ìndice analìtico, quizas un onomàstico, bibliografìa, etc., etc., que lo diferencie del formato libro de rock.
En definitiva, el resultado es como una inmensa revista en formato libro, para ser acomodado en la biblioteca de mùsica.
Acabo de comprobar que la ediciòn original de Faber & Faber cuenta con un ìndice onomàstico y tambien bibliografìa. ¿cuànto papel ahorrò Caja Negra con èste recorte?
Hay momentos destacadìsimos de la mùsica producida en los años 70s, sobre todo en Inglaterra y "Olias of Sunhillow" del cantante de Yes, Jon Anderson, es uno de ellos.
Uno puede no comulgar con esa blandura, ingenuidad, optimismo y quizàs banalidad que nos propone aquì Jon: una cosa como fantasy/sci-fi y rock antropològico.
Los rockeros de lìnea dura lo condenaron (y condenan) por esa blandura; los amantes del rock sinfònico y el prog., por su virtuosimo escaso...
Aquì Anderson ejecuta muchìsimos intrumentos exòticos para el momento, con una simpleza cercana a la epifanìa, mezcàndolos con las texturas profundas y etèreas de los sintetizadores de Brian Gaylor y una percusiòn cercana en espìritu al conjuro tribal expuesto anteriormente por Mike Oldfield en su bellìsimo trabajo "Ommadawn".
La mùltiple conbinaciòn vocal (con una unicidad tìmbrica muy bien manejada y diferente del trabajo con Yes), es como siempre en este cantante, atractiva por la profundidad melòdica ,la expresividad y la emotividad del clima casi religioso y beatìfico de su onìrica forma de orquestar con las voces.
Resulta tambièn notorio, que èste disco fue producido justo en un momento durante el cual la industria del disco atravesaba una profunda crisis debida al problema con el petròleo suscitado en 1973 entre el mundo àrabe y los E.E.U.U..
Donde antes existiò una aparente confianza por parte de la industria hacia los mùsicos, apareciò de improviso la figura del màrketing que se impuso ante los productores con elocuencia de càlculos y proyecciones limitando su accionar econòmico en haras de un resultado màs inmediato, vasto y tendencioso en cuanto a formador de gustos.
La apuesta es aquì a contramano y el resultado: muchas bellas canciones engarzadas en una obra conceptual como un placentero viaje a mundos imaginarios recordado de forma muy vìvida.
Una apuesta diferente de evasiòn, màs cercana a la psicodelia que al espìritu primigenio del rock. Èste último fue recobrado paradòjicamente en esa època por el punk no muy lejos de allì, en el mismo lugar dirìa, en momentos en que la industria ordenaba un mensaje màs contundente; claro, nada volviò a ser lo mismo luego. Pero eso continua otro dìa...
Jon Anderson - Olias Of Sunhillow (1976)
01 - Ocean Song
02 - Meeting (Garden Of Geda) / Sound Out The Galleon
03 - Dance Of Ranyart / Olias (To Build The Moorglade)
04 - Qoquaq Ën Transic / Naon / Transic Tö
05 - Flight Of The Moorglade
06 - Solid Space
07 - Moon Ra / Chords / Song Of Search
MUSICOS
Jon Anderson: Voces, Guitarras, Harp, Sintetizadores, Percusión
Brian "It's Going Now" Gaylor – Electrónica, Sintetizadores
Ken Freeman: Cuerdas
FICHA TECNICA
Engineered by Mike Dunne
John Martin – Co-ordination, equipment, goodies
Mastered at RCA by Brian East
Recorded at Seer Green
Illustrated & Designed by Dave Roe
Art direction by Hipgnosis
Portrait – Jeff Cummings
Portrait colouring – Richard Manning
